He colgado un zip con todas las páginas, los epílogos extra de Gloria de las sagas, los dibujos y los fanarts para quien le interese o quiera releerlo. Ahora vamos con la despedida.
Y ya está. Se acabó. El agujero se
cierra y expulsándonos su mundo. Si tuviera que hablar sobre dónde
empieza el cuarto muro posiblemente comentaría que el hecho de
empezar la historia ya lo rompe por primera vez. Nos colamos por una
ventana a otro universo donde vemos vidas preparadas de tal forma que
significan cosas o que eliminan las que no son interesantes. Podemos
movernos hacia adelante y hacia atrás, parar el tiempo y revivir una
y otra vez un suceso. Vemos enfoques y encuadres que nos cuentan
cosas, leemos pensamientos invisibles, vemos descripciones más allá
de los sentidos. Rompemos la barrera de ese universo de tal forma que
lo percibimos de una forma que no es natural ni posible para quien
viva allí.
A menos que decidas que el cuarto muro
es una ley más de la naturaleza que controla y define las cosas y
que los personajes pueden aprovechar del mismo modo que ocurre con la
electricidad o la hidrodinámica en nuestro universo. Pero tienes que
estar muy loco para eso.
En cuanto a ese nuevo mundo virgen para
explorar es el mundo donde nacen, crecen y mueren mis historias. La
cuestión es que cuando te dedicas a fabricar historias y cuentos, la
imaginación no se va gastando como el queso o el pan, en realidad
crece y se expande sin control. De cada historia salen cinco nuevas y
cuanto más la usas más crece (la calidad y originalidad de los
resultados, me temo, es un asunto aparte). Con dos bolas es mi primer
webcómic, por lo que ha sido el que ha preparado la tierra para que
sea fértil y crezcan los demás. He aprendido cosas con él y me ha
ayudado a crear nuevas cosas. Por eso crece toda esa naturaleza. No
deja de ser la Fantasía de Michael Ende. Camino a hombros de
gigantes. Pero también digo lo de que es el lugar donde ocurren el
resto de mis webcómics de forma más literal, por lo que a mí
respecta todos suceden en el mismo universo. Acabo de expandir la
trama de Con dos bolas a cualquier otra cosa que cree por medio del
agujero. Y vosotros pensabais que había terminado de jugar con el
cuarto muro, je. Aunque tras decir esto ahora debo dar la siguiente
explicación.
Ahora que ha terminado es el momento de
desvelar el último detalle que me guardaba sobre la trama. El
argumento de Con dos bolas es que es mi primer webcómic. Simple y
sencillo. Apenas poco después de que me decidiera a empezar un
webcómic y tras pensar un pequeño puñado de chistes, se me ocurrió
de golpe la trama. En un par de horas tenía planeado el intrincado
viaje de Bolo para cambiar el destino sacrificándose por su hermana
a lo largo de varias parodias/pruebas de géneros en las que los
protagonistas se desarrollaban al probar una faceta nueva y que
paralelizaba los sucesos de otra pareja similar en otro mundo. En un
par de horas hice un webcómic que me ha llevado cinco años y medio
terminar.
Por un lado tenía el asunto del
aprendizaje. Como en cualquier otro webcómic primerizo tenía que ir
aprendiendo cosas y como cualquier otro webcómic primerizo tenía
una historia extraña y peligrosa aderezada con un montón de tiras
sueltas. Convertí ese progreso de intentar aprender a usar
personajes y desarrollarlos en parte del guión, y además empecé
las sagas cuando sentí que había aprendido y mejorado lo suficiente
como para poder atreverme con ellas. De algún modo, siento convertí
el hecho de ponerme a dibujarlas en parte de la trama, ya que estaba
convirtiendo el webcómic en la epopeya de cómo se hace el primer
webcómic. Y es que a eso hay que añadirle que como era mi primer
webcómic se estaba autoanalizando y mis mejoras y errores eran parte
del propio argumento. Me va a costar hacer algo más meta que esto.
Por el otro lado tenía el asunto de
hacer crecer a los personajes. Fijándonos en los sucesos, podemos
decir que Bolo y Bala son dos bichos zanganeando en un plató que
está libre mientras se prepara una historia. Es decir, que todo el
webcómic en realidad ocurre previamente a otro pero lo estamos
viendo porque nos hemos colado antes de tiempo, como si ves a la
gente preparando el decorado en un teatro. Siempre preferido a un
personaje sin pasado pero que hace cosas a uno con un pasado
enrevesado pero que luego no hace nada. Deben ganar los personajes
que se han hecho importantes, Víctor y Gloria estaban condenados a
perder aunque fueran una versión de Bolo y Bala con pasado algo
interesante.
Combinando ambas cosas tenemos las
sagas en las que me dedico, a ratos metiéndome en ellas, a
prepararles para el final. Cuando lo piensas fríamente las historias
se reducen a preparar a los personajes para el final de la obra
haciendo que aprendan cosas o cambien su carácter. De ahí surge un
problema, los libros no cambian. A falta de un símil mejor, el final
está escrito. ¿Por qué debería entonces preocuparnos lo que
ocurra? ¿Por qué debería parecernos interesante? Nadie puede hacer
nada para que sea distinto, las palabras escuchan la voluntad del
autor y la de nadie más. Los personajes no pueden hacer nada
respecto a lo inmutable. Sin embargo, hay una solución. Atar al
mundo con sus propias consecuencias. Hacer que no luchen contra una
decisión azarosa, si no contra el destino despiadado e invencible.
Cambiar lo inmutable por lo inevitable. No es casualidad que Bolo
luche contra el destino en forma de voluntad del guión. Y podemos
afirmar con cierta seguridad que no era la sangre de Bala la que
quería el guión. El destino es cruel.
A fuerza de todo ello el webcómic se
impregnó de detalles como el carácter manifestándose como
superpoderes, la unión tiempo-historia, La Consultora intentando
poner orden en un guión descabezado, la astronomía de la que he
hablado varias veces, Gloria hablando con el lector en los extras de
los zips técnicamente fuera del webcómic porque todavía está en
otro mundo o el que posiblemente es mi favorito, Cuarto-tan siendo
traviesa, inocentona e inmanejable. Como cierto webcómic que yo me
sé. No podemos dejar de lado ahí la relación entre Cuarto-tan y La
Consultora.
Pero siempre me puse por objetivo que
el webcómic primero tenía que ser divertido, y luego ya si eso el
resto. Si no intentas que sea divertido y entretenido leer algo, no
tiene sentido. Además me gusta que el simbolismo sean cosas que
simbolizan cosas, no una sarta de elementos lisérgicos que no
encajan porque queda muy artístico. Por eso seguí el esquema
clásico de webcómic primerizo (o el que era el esquema clásico
cuando empecé) de serie de tiras sueltas con gag, dejando mis
paranoias metalingüísticas con un poco más de fondo procurando que
no molestasen y que sirvieran a la diversión en lugar de al revés,
y reservé la parte más personal para el final donde el lector puede
ignorarla con facilidad y fingir que no existe si así lo desea. Ay,
el final.
Las cosas claras, si Con dos bolas lo
hiciese ahora lo haría de una forma totalmente distinta. No voy a
culpar a nadie por no gustarle el final. Se nota que es un guión
hecho con cinco años menos de experiencia en el momento que descubrí
los webcómics y no me sorprendería que pasase a lo peor que he
escrito. Lo bueno es que tengo webcómics en los que he enseñado
cómo lo haría ahora. Lo malo es que no puedo hacer por segunda vez
“en mi primer webcómic hablo sobre la experiencia de hacer mi
primer webcómic explorando y entendiendo el medio”. A pesar de
todo no cambiaría lo que he hecho, porque con el paso del tiempo le
cogí mucho (quizás demasiado) cariño y porque es una experiencia
demasiado única que se crea a sí misma. Salvo lo de Las bolas del
dragón, esa parte la quemaría.
Y acaba el webcómic que va sobre cómo
hacer un webcómic. Intentaré que un día pueda permitirme hacer
cómo hacer bien un webcómic. No cuento con ello, pero el proceso
será divertido.
Se me debería hacer mucho más raro no volver a
sentarme una vez por semana para dibujar a dos bolas con pies, pero
me he pasado varios años haciéndome a la idea. Aunque realmente es
porque he mantenido las manos ocupadas y tengo muchas cosas para
quien quiera seguir viendo las ideas de bombero que se me ocurren.
Primero mi otro webcómic principal,
Pequeños Tiranos. La gente dice que está bien y después de varios
años trabajando en él ya tiene un par de centenas de tiras.
Cachondeo de tiras autoconclusivas con dos niños psicópatas. Casi
igual que Con dos bolas pero con el cuarto muro entero y con tiras
autoconclusivas.
En PONIES!!! (mi otro otro webcómic
principal) tengo el ejemplo de cómo haría ahora el cómic absurdo
que al final resulta que tiene una historia con moralejas serias y la
hostia. Es un fan-cómic de MLP, eso sí, aunque ha conseguido
gustarle a gente que no le interesa la serie.
Con HRandt a los lápices estoy haciendo Azúcar no, Sacarina (mi... principal webcómic
colaborativo).
Gente de charla en un bar en plan tira de periódico pero sin hablar
de política. Sencillo y sin paranoias, lo prometo.
También está DiCK, el de meter los
chistes más idiotas que se me ocurren y no valen para el resto de
cómics o para vomitar un poco que a veces es sano. Este es el único
que no actualiza una vez por semana como un clavo, pero tampoco es
que sea serio.
En el que sí hago el imbécil con
puntualidad cada semana es en Cómo no hacer un webcómic, webcómic
que comparto con Fadri y Kalitro y en el pasado con Willy Galleta,
Thau y pziko. Los mejores compañeros que se puede tener para hacer
el cabra mientras nos enseñamos unos a otros cosillas para evitar
errores.
Fantasía Canija fue mi primer webcómic
en conjunto con la ayuda, de nuevo, de pziko. Aventuras de fantasía
épica de coña que no actualiza porque acabamos cancelándolo a la
mitad. Podéis mirarlo si tenéis curiosidad por ver mi intento de
cómic con páginas conclusivas.
Estos tampoco actualizan, pero porque
están terminados. Married Life es un webcómic-de-50-tiras siguiendo
la línea de copipastear cincuenta veces un dibujo y cambiar los
diálogos siguiendo un tema común. En este caso, hacer Married with
children versión cómic. Versión cómic protagonizado por hombres
estatua. Donde caen los anillos en cambio es lo que describí como
“el cómic en el que no pongo chistes en las tiras”, pero es un
dramón esperpéntico hecho con sprites de Sonic. Creo que es de esas
cosas que hay que ver para creer.
Y por último... por último está
Imagination. Podéis considerarlo la secuela espiritual de Con dos
bolas, donde seguiré dándole vueltas al tema este de las historias
y los webcómics. Y es que esto es sólo la punta del iceberg. Lo
bueno es que será completamente distinto así que no tendréis que
temer otro final (tan) tuerceculos. Lo comenzaré cuando esté
preparado, ni antes ni después. Igual que con las bolas.
Es un mundo mágico. Vamos a
explorarlo.